Hubo Massazo en Merlo, pero mazazo de Milei a nivel nacional

Sergio Massa ganó en Merlo 60 a 40. Fue uno de los triunfos destacados del balotaje. Solo un lote minoritario de intendentes peronistas logró una victoria clara en sus distritos. Uno de esos jefes comunales es Gustavo Menéndez, que –a pesar de la derrota nacional- queda en una plausible posición de poder de cara al futuro. Acaecerá una redefinición del Peronismo y Menéndez jugará fuerte.
La irrupción liberal inicia una nueva etapa en el país. En este sentido, el triunfo inobjetable de Javier Milei le da suficiente legitimidad para encarar su agenda de cambio. Habrá momentos de tensión y de diálogo. El Congreso será el ámbito de preponderancia institucional.
Milei se encamina a formar una coalición con la fuerza que conduce Mauricio Macri, el gran ganador de ayer. Pero desea integrar otros sectores. Dependerá de la muñeca política que tenga su equipo y de la predisposición que encuentre en quienes han quedado a la vera del camino, pero dicen estar dispuestos a acompañar un plan de reformas estructurales.
La gestión de Alberto Fernández deja el campo económico-social minado. Por donde se mire, afloran problemas graves que determinaron su caída. Es decir, el Peronismo tendrá que asumir la responsabilidad que la soberanía popular le ha encomendado. ¿Sabrá escuchar el mensaje de las urnas? Si desoye a la ciudadanía y elige el camino de la confrontación por la confrontación misma, la democracia transitará horas difíciles. Y el otrora partido mayoritario se hundirá en la nostalgia y el cipayismo ideológico, tirando toneladas de piedras y promoviendo la salida anticipada de Milei. Ojalá el Peronismo interprete que no queda espacio para ninguna clase de golpismo.
En los próximos días conoceremos cuántos liderazgos peronistas afrontarán semejante desafío. Dentro de dos años, en las elecciones de renovación legislativa, tendrá la oportunidad de ponerse de pie. La política, como el fútbol, siempre da revancha.