Hugo del Carril
“Yo le debo todo lo que soy a la gente del Pueblo”.
Hugo DEL CARRIL
Quisiera verlo de nuevo con su traje prolijo y humilde
caminando erguido en medio del festín de los perseguidores.
Pocos lo saludaban, otros agachaban la cabeza de vergüenza.
Representa todavía su andar de varón curtido por la infamia
la primavera del tango florecida en arrabales obreros,
una calle adoquinada de amor, un mantel de hule desteñido
cubierto de fruta madura, una escena con Evita Duarte,
o tal vez Betinotti payando en alas de una bandada de zorzales.
Tenía, Usted, la figura más criolla que Gardel después de Gardel,
y se jugó en las malas y cosechó en las buenas el aplauso
silenciado durante el exilio del General del Pueblo.
Grabó para la historia la Marcha Peronista que nos arrima al cielo,
que nos arranca el corazón de golpe y nos regala
la memoria intacta, vuelo rasante por la niebla de ayeres
cabizbajos, dolores sepultados en tabaco y pulpería.
Fue riqueza su canto en altares laicos iluminados por el alba,
orgullo muchedumbre, manos de amigos puros y leales.
¡No dejó otra fortuna que su ejemplo valiente!
Si se animan los tibios, o callan los soberbios,
una tarde cualquiera regresarán los tiempos inmortales
de su tiempo feliz, de su aporte a la Argentina Grande
sin pedir nada a cambio, sin llorar la derrota ni el olvido.
Todavía brota Peronismo de los hombres honestos
en este desierto de almas en pena, ¡Don Hugo del Carril!
Horacio E. Poggi