2 de diciembre de 2024

Pronóstico reservado

La devaluación del 118%, con la que arrancó el presidente Milei, acompañada por el DNU 70 y la ley ómnibus, además de haber dejado un tendal de damnificados, abrió una brecha ácida entre aliados y opositores que le insume al Gobierno Libertario ingentes esfuerzos políticos para cerrarla. Difícilmente obtenga su cometido que exige la aprobación de ambos adefesios por el Congreso y la Corte Suprema.

El estilo intransigente y frontal de Milei no respeta pelo ni marca. Por momentos es un tuitero desatado. Como si le sobraran legisladores para sancionar los proyectos que intentan un cambio de régimen social, económico, político y cultural. Casi nada.

La respuesta de los sectores sindicales kirchneristas y peronistas fue inmediata. Palo y a la bolsa. El miércoles 24 una multitud visibilizará la repercusión negativa que está ocasionando el plan de shock pergeñado por Federico Sturzenegger y piloteado por Luis “Toto” Caputo.

Los aliados legislativos naturales de Milei, que integran la bancada macrista de PRO, el radicalismo y el sector de Los 23 liderado por Miguel Pichetto, condicionaron su apoyo a varios cambios en la ley ómnibus, fundamentalmente los vinculados a las retenciones, la privatización de YPF, las facultades extraordinarias, la movilidad previsional, y un largo etcétera.

Hay optimismo en la Casa Rosada, y una vez despejada la calle por el paro y movilización de las centrales sindicales, la Cámara de Diputados se aprestará a darle media sanción a la ley ómnibus. Así, el oficialismo se encamina a obtener un triunfo pírrico. Pero los datos económicos son alarmantes. La inflación del 25% de diciembre volvería repetirse en enero. El retraso salarial lleva angustia a millones de familias argentinas y en los círculos financieros se pronostica una nueva devaluación en marzo o abril. Los efectos desastrosos de una nueva devaluación jaquearán al Gobierno Libertario y la gobernabilidad caminará por el filo de la cornisa.

Para colmo de males, Milei se enemistó en Davos con el establishment globalista que no le perdonará haberle enrostrado su falta de moral en la acumulación de riquezas, haciendo de Occidente un santuario de la progresía abortista de pañuelo verde y no la cuna de la libertad. “Dio un paso en falso”, arguyen los chirolitas del capitalismo trasnacional. Sin embargo, Milei dijo lo que piensa sin medir consecuencias. Mesianismo puro y duro. A capear el diluvio que viene.

NdelP

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