La otra mejilla
El Papa Francisco perdona a sus enemigos políticos y los convierte en amigos. Setenta veces siete. Tal vez porque en el perdón se encuentre la grandeza de los cristianos. ¿Hubo un sector más detractor del entonces cardenal Bergoglio que el kirchnerismo en el poder? ¿Y Hebe de Bonafini, las injurias que profirió contra quien sería luego el sucesor de Pedro? Sin embargo, uno a uno, los detractores devinieron en aliados y apologistas. Pero Francisco pagó un costo elevado en la Argentina con su estrategia persuasiva. Los mismos acontecimientos y algunas ambigüedades discursivas lo empujaron –injustamente- a uno de los dos lados de la mentada “grieta”. Además, hubo visitas al Vaticano que destrataron el protocolo diplomático y algunos dirigentes “peronistas” pensaban que departían en una unidad básica. Por eso, en once años de pontificado, Francisco no ha visitado todavía su país de nacimiento. Es su estilo que, guste o no, le da centralidad mundial. Abrazarse con abortistas y militantes del colectivo LGTB para después ratificar la doctrina tradicional de la Iglesia. Enviarles rosarios a dirigentes procesados o presos por delitos probados de corrupción. Recibir a sindicalistas mafiosos. Abrazar teorías jurídicas nefastas. Idas y venidas múltiples. Aclaraciones tardías. “Lo que dice en el avión es personal y no afecta el dogma”. ¡Habla el Papa! ¿Cómo despojarse de tamaña responsabilidad aunque formule declaraciones periodísticas a título personal? Puntos luminosos y oscuros de un líder religioso mediático, alabado por progresistas y neomarxistas que nunca serán católicos y libran una furibunda batalla cultural anticatólica. Paradojas de un lector de Borges y Marechal… ¿Cómo entender la afectuosa recepción del Papa a su exdetractor Javier Milei? Con las propias palabras pontificias en la ceremonia de canonización de Mama Antula: “Que Dios amante de la paz, inspire a nuestros gobernantes la sabiduría del diálogo y la voluntad de contribuir al bien común, superando lo que divide y buscando lo que une». Uno menos.