13 de febrero de 2025

Guerra civil

Artículo 1º de la Constitución Nacional: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según lo establece la presente Constitución”. Básico. Pero el Gobierno Libertario prefiere instrumentar un manejo del poder ajeno al espíritu y a la letra de nuestra carta magna. Peligrosamente impone un estilo de gestión arbitrario. A contramano del orden constitucional. Niega la autonomía de las provincias. Con el látigo del ajuste fiscal castiga a millones de compatriotas representados por sus gobernadores que solo defienden a sus representados y los intereses públicos de sus respectivas jurisdicciones. El federalismo es, esencialmente, armonía institucional, entre las Provincias y la Nación. Cada jurisdicción salvaguarda intereses no delegados. La Nación es el todo y las provincias las partes. Pero siempre –reiteramos- en armonía. Cuando la Nación asume prerrogativas ajenas a su incumbencia comete abuso de poder y el diferendo se dirime en la Corte Suprema de Justicia. Cada provincia se sostiene por impuestos coparticipables e ingresos propios. La transferencia discrecional de fondos ha sido una constante del poder central, a veces con fines de sometimiento político, otras por mera solidaridad. Este mecanismo polémico generó adhesiones al centralismo y, de paso, catapultó a caudillos populistas que mantienen aceitada la fábrica de pobres y el señorío del empleo estatal. La aparición estruendosa de Javier Milei adiciona un elemento disruptivo. Quedan anulados los aportes especiales. Para equilibrar las cuentas y la macroeconomía. Dejando un tendal de caídos. Sobreviene la puja federal por los recursos que genuinamente les corresponden a las provincias. Chubut inicia el liderazgo –de resolución imprevisible- con un reclamo que concita simpatías múltiples. El Presidente reacciona en modo motosierra y se desboca. Piñas al aire. Furia. Violencia. Las fuerzas del cielo le dictan movidas bélicas y odiosas. Clausura por tiempo indeterminado el diálogo. Se empantana la racionalidad administrativa. Asume en plenitud el centralismo mesiánico. Sin armonía institucional, sin cumplimento de la Constitución, el federalismo sufre un golpe mortal. También la gobernabilidad, la Democracia, la paz de los argentinos. Dios quiera que la vea antes de que nos lleve a una guerra civil.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *