La Segunda Resistencia Peronista
Uno de los arietes temáticos del populismo libertario, utilizado para perforar la verdad histórica reciente, se focaliza en la reivindicación de la dictadura genocida. “Vivíamos seguros, se podía salir a la calle”. La máscara predilecta es la lucha contra la subversión anticonstitucional, que hizo estragos. Pero hasta el 24 de marzo de 1976. Luego hubo resistencia a la opresión. Las organizaciones armadas peronistas y guevaristas adquirieron legitimidad en su desarrollo político-militar porque el terrorismo de Estado operaba absolutamente al margen de la Constitución y las leyes. Crímenes de lesa humanidad. Plan económico exterminador de la producción y el trabajo argentinos. Ajuste brutal. Sometimiento al imperialismo internacional del dinero. “Achicar el Estado para agrandar la Nación”. Junto a las organizaciones armadas, los partidos políticos, la militancia de base y el sindicalismo empujaron el carro de la recuperación democrática. Cada uno con sus tácticas diferenciadas. Algunas de ellas demasiado turbias. Hubo casos de evidente colaboracionismo. Burócratas entreguistas. Arrastrados del mandamás de turno. Los menos. La mayoría propició hechos que llevaron a los tiranos a un callejón sin salida. Había que desplumar la gallina sin que grite. Abundaron medidas de fuerza sectoriales. Reprimidas y silenciadas. Misas en memoria de Perón y Evita. Volanteadas, palos y gases. Detenidos. Torturados. Carne quemada. Peticiones públicas por la libertad de los presos políticos y los desaparecidos. Y de la Primera Presidenta Constitucional Isabel Perón. La Compañera del General. Campañas internacionales desde el exilio. La denuncia del Peronismo ante la visita de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA en 1979. Plena tiranía. También este año la huelga del Grupo de los 25. El Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez Esquivel. Las Madres y las Abuelas. La CGT Brasil con Saúl Ubaldini a la cabeza. Paz, Pan y Trabajo. La Multipartidaria. Las Juventudes Políticas. La valiente y prudente actitud de la Iglesia. La explosión callejera del 30 de marzo de 1982. Movilización masiva y federal. La dictadura genocida al borde del nocaut. Había fracasado en todos los frentes. Ya estaba liquidada. Pero dio el zarpazo de Malvinas. Un suspiro. La derrota austral precipitó los acontecimientos. El terreno estaba arado, fertilizado y sembrado. No se recuperó la democracia por Margaret Thatcher, como predica el progresismo académico. Fue consecuencia de un compromiso colectivo, plural y militante. Ciento por ciento, militante. Un logro popular de la Segunda Resistencia Peronista. Con miles de mártires anónimos que iban a las mazmorras haciendo la V. Mal que les pese a los pretendidos dueños de la democracia. Colonial. La verdad siempre triunfa. Y alguien tiene que decirla. El Peronismo. A sus plantas rendido un león.
Cabecita Negra