1 de noviembre de 2024

El poder carnívoro

Errores, deserciones, traiciones. Campo orégano. Los legatarios de la “revolución libertadora” aprovecharon las condiciones objetivas generadas por el propio Movimiento Nacional. Violencia cruzada (el frente negro contra el frente rojo), desarreglo administrativo, abandono del diálogo político por la confrontación aislacionista. El tercer gobierno justicialista había perdido la brújula. Por la perversión sistemática de adversarios devenidos en enemigos y la falta de respuestas a esa transformación suicida, que el último Perón procuró institucionalizar con paciencia oriental. Al quebrarse el Abrazo, vino la guerra. La ley de la selva. Es decir, la derrota de la Política. La degradación de la República. La pulverización constitucional. El señorío de la subversión golpista. Y apenas maduró la breva, civiles y militares se repartieron el botín. En siete años voltearon las chimeneas que levantó el Peronismo. Destruyeron el aparato productivo y reinó la especulación financiera. La deuda externa, de 8.000 millones de dólares, ascendió a 45.000 millones. Eliminaron la actividad partidaria y sindical. La política era mala palabra. La culpa de todos los males la tenían los políticos. No hablaban de “casta”, pero pegaba en el palo… Las causas del Golpe del 24 de marzo de 1976 que derrocó a Isabel Perón, fueron múltiples. Las responsabilidades, compartidas. Discutir la cantidad de desaparecidos es una infamia. Así hubieran hecho desaparecer a un solo militante popular, habría sido un crimen incalificable. El tema de fondo corre por un andarivel envenenado. Ayer, desaparecieron a miles de personas humanas. Hoy, quieren hacer desaparecer a la historia reciente, que es una gesta victoriosa. De Resistencia a la opresión. En dos ámbitos diferenciados aunque convergentes: lucha armada y democrática. Hace falta coraje hermenéutico. Menos épica romántica y más lealtad a lo que pasó y quedó. Hasta que el pluralismo historiográfico no elabore una narrativa completa y ecuánime, seguirán brotando los hongos de la discordia. La Argentina toda pagó un precio demasiado elevado por la división de sus hijos. El poder carnívoro sigue al acecho. Cambió de ropaje. Su proyecto es el mismo. El nuestro, también. Febo asoma.

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