Estamos de luto

Hablemos de régimen libertario. No demoremos ni un segundo en las definiciones políticas. La convalidación del veto a la Ley de Financiamiento Universitario por parte de 85 diputados nacionales es un paso hacia el abismo. Estos legisladores han desertado de la misión que les confirió la soberanía popular. Sin embargo, en medio de la desgracia, el electorado de Merlo no fue defraudado. La diputada nacional, Prof. Roxana Monzón, dio una muestra más de su lealtad a los intereses de la Patria y votó en contra del veto presidencial.
La negación de fondos a las universidades públicas es una negación de la realidad a la que este régimen gobernante nos tiene acostumbrados desde que asumió el 10 de diciembre de 2023. Desfinanciar el sistema educativo público condena a la pobreza a las próximas generaciones, destruyendo el movimiento social ascendente. La educación superior es una fuente de progreso que genera igualdad de oportunidades; no es un hecho negativo, sino una conquista de la sociedad hacia una vida mejor, con bienestar general, cultura y desarrollo integral para cada argentino.
La reducción de fondos prometida en el Presupuesto 2025, junto con la pérdida del 30% de este año, no beneficia en nada a la educación universitaria. Por el contrario, ya ha limitado el servicio de infraestructura y perjudicado los programas académicos. Así, con el plan motosierra, se renuncia a los postulados básicos de la Constitución y se crean nuevos problemas que cercenan la tan presumida “libertad” del régimen libertario.
Aunque el veto sea una atribución presidencial indiscutible, empero, no debe convertirse en un instrumento de conflictos permanentes. Existen otras vías institucionales para solucionar los problemas sin agravarlos.
Pareciera que el Poder Ejecutivo se alegrara de provocar enfrentamientos sectoriales, perjudicar a los más vulnerables y mentir descaradamente mientras la pobreza aumenta y la recesión hace estragos en todos los sectores de la comunidad nacional.
El veto presidencial no ayuda en nada, profundiza las diferencias válidas en una democracia. En vez de buscar respuestas consensuadas, clausura todo diálogo y destina, por ejemplo, recursos al espionaje en detrimento de la educación. Con un DNU, que por primera vez rechazó el Congreso, se destinaban 100.000 millones de pesos a la SIDE, pero nos decían que no había plata. Espionaje sí, libros no.
Quieren lograr el déficit cero a costa de la exclusión y del hambre, lo cual no sirve ni colabora con una Patria de Hermanos como nos pide el Papa Francisco. Estas son razones más que suficientes para repudiar el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, porque apoyar a la universidad pública es apoyar el futuro de los argentinos. Pero, lamentablemente, poderoso caballero es Don Dinero.
Es falso que no haya plata, el gasto que demanda la Ley de Financiamiento Universitario compromete apenas el 0,14% del PBI. Lo que el régimen no tiene es sensibilidad social. Le importa un bledo el progreso de los sectores desfavorecidos, propicia la eliminación de la clase media, apuesta al odio y al caos. Es un régimen oprobioso. Libertario. Estamos de luto. Se va a caer…