El ocaso del punteraje
Uno de los grandes derrotados por la irrupción libertaria ha sido el punteraje, es decir, la práctica política que se sirve del poder local para beneficio individual exclusivo. El descrédito de aquellos que han logrado insertarse en la estructura pública es elocuente y habla sin artificios. En otro momento del país, el punteraje les dio resultados positivos a los barones del Conurbano, pero a partir de 2023 quedó sepultado por decisión popular. Sin embargo, esta práctica dañina –justificada por algunos teóricos progresistas– prevalece, y los jefes territoriales del peronismo insisten en sostenerla, creyendo que de ese modo garantizarán el triunfo en el próximo turno electoral.
Nada más alejado de la realidad. ¿Olvidan acaso que con la boleta única de papel en la Provincia cambiará el modo de elegir legisladores nacionales? ¿Olvidan acaso que la reforma electoral en ciernes dejará en manos de los partidos la selección de candidatos? Los que cometieron barrabasadas amparados en la impunidad que les daba el punteraje, quedarán expuestos más que nunca.
Por eso, es harto posible que el punteraje vuelva a ser batido por los libertarios o por los peronistas representativos, hartos de soportar la mentira, el ultraje y la prepotencia de personajes beneficiados por el dinero de los contribuyentes y que son funcionales a la antipolítica. Solo una reacción a tiempo de los jefes territoriales, separando la escoria de las organizaciones solidarias y honestas, detendrá lo que se perfila como una segura derrota.
Ernesto Etchebarne