Pólvora mojada
En marzo parecía que explotaba todo, pero no explotó. A mediados de año, la paciencia social se agotaba, pero no se agotó. La crueldad del ajuste dejó el tendal, pero la calle ya no muestra cortes ni piquetes. La oposición se unía, pero la única novedad es Cristina Kirchner al frente del Partido Justicialista Nacional, envuelta en un debate sobre su jubilación que en nada la favorece.
Nos encaminamos al primer año de régimen libertario y Argentina ha mostrado signos de recuperación económica en 2024, aunque sigue atravesada por numerosos desafíos: la pobreza, el desempleo, el endeudamiento externo, la inseguridad ciudadana, el narcotráfico y la falta de obras públicas. La inflación ha disminuido significativamente, con un promedio mensual de alrededor del 4% desde mayo. Esto ha permitido alcanzar una relativa estabilidad económica con un pequeño aumento en los salarios reales. De todos modos, llegar a fin de mes es un martirio y el costo de las tarifas de los servicios públicos insume un elevado porcentaje de los ingresos.
En cuanto a la recesión, se espera que el PBI haya caído alrededor del 3.4% en el primer semestre de 2024, pero se han observado signos de recuperación desde el tercer trimestre. Para 2025, se proyecta un crecimiento del PBI del 4.4%, impulsado por la inversión, las exportaciones y el consumo privado, y una inflación del 25%.
Milei ha mantenido un enfoque firme en el equilibrio fiscal y una política de «emisión cero» para controlar la inflación. Si llega a dar resultado, el relato opositor padecerá un serio revés teórico con consecuencias electorales. Además, se espera una gradual flexibilización de las restricciones cambiarias hacia el final de 2024 y la primera mitad de 2025. La salida del cepo cambiario no es un horizonte tan lejano si persiste el actual acomodo de las variables macroeconómicas.
En concreto, aunque la economía argentina sigue con serios problemas, hay indicios de una recuperación y un optimismo creciente para 2025 de parte del régimen libertario, que sueña con alzarse con una victoria en las próximas elecciones de renovación legislativa. Por el lado del peronismo, resta saber si sus liderazgos continuarán confundiendo amontonamiento con unidad y si mantendrán en el tapete el sistema punteril agotado. La boleta única de papel todavía no ha sido asumida con los desafíos políticos que ofrece. Mucho menos se nota voluntad de ofrecer candidatos locales representativos. Como van las cosas, en la Provincia, por obra y gracia del internismo, donde debería haber expectativas de victoria solo se perciben chispazos discursivos apolillados, divisiones suicidas, pólvora mojada.
Ernesto Etchebarne