Centenario del fallecimiento de Victoriano Loza
El 19 de marzo se cumplieron 100 años de la desaparición física de Victoriano Loza y, lamentablemente, para la historia local, el hecho pasó inadvertido, a pesar de tratarse de un político de fuste, arraigado en Merlo. Don Victoriano llevaba en sus venas la sangre pionera de una familia ilustre, que dejó una marca indeleble en nuestro Pueblo. Amante del progreso colectivo, estuvo vinculado a la función pública desde su mocedad y a la Unión Cívica Radical. Había nacido en 1852, en Morón. Fueron sus padres Santiago Loza y Rufina Heredia. En 1875, organizó los festejos de la Fiesta de la Virgen Nuestra Señora de la Merced, patrona de los merlenses, y los vecinos lo eligieron recaudador municipal de impuestos. En 1887, ocupa la presidencia del Consejo Escolar. En el bienio 1918-1919, es elegido presidente del Honorable Concejo Deliberante. Entre el 20 de enero de 1920 y el 10 de octubre de 1921, se desempeña al frente de la Municipalidad, puesto al que renuncia por problemas de salud. En lo que respecta a Mariano Acosta, siendo Intendente promovió la colocación de faroles de alumbrado y pasos de piedra en los albores de Villa Posse.
A la muerte de Don Santiago Loza –ocurrida el 5 octubre de 1910– la mayoría de sus herederos designaron a Don Victoriano para que los representara, y se hiciera cargo de lo concerniente al trámite del juicio sucesorio que, mediante la autorización de la venta de las tierras de Mariano Acosta Sur, dio nacimiento a Villa Loza. Para llegar a esa instancia debió recorrerse un sinuoso camino plagado de recovecos burocráticos. Lamentablemente, el expediente de la sucesión de Don Santiago Loza ha sido destruido por la Justicia luego de haberse cumplido el plazo que la ley ordena para conservar este tipo de documentación. Sin embargo, hemos rescatado información de legajos que se formaron a raíz de la falta de cumplimiento de algunos compradores y que dio lugar a incidentes encarados por el apoderado de la sucesión.
En efecto, Victoriano Loza, en su triple carácter de albacea, heredero y representante de la mayoría de los herederos de la sucesión de su padre, el 30 de abril de 1914 eleva un escrito al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 4, Secretaría Nº 12, de La Plata, solicitando se inicie un incidente para dejar sin efecto –por falta de pago– una compra de cuartos de manzana y quintas concretada por los señores Enrique Orandi y Santiago Navone. Explica Don Victoriano:
La marcha del expediente testamentario está dificultada y demorada por culpa de varios compradores que no dan cumplimiento a las obligaciones que han contraído, y a quien hay que compeler a ello. Procede pues que se formen los varios incidentes a que dé lugar la conducta de aquellos de acuerdo con lo que dispone el Artículo 424 del Código de Procedimientos.
Por ello, se solicita que el incidente se haga con las siguientes piezas pertinentes, de autos a saber: “a) Certificado del actuario, extraído del escrito en que los martilleros dan cuenta de lo vendido a los señores Enrique Orandi y Santiago Navone. B) Copia del auto de f. 357 vta. aprobatorio del remate de febrero 14 de 1912 (…)”.
La Justicia dictaminó positivamente a lo solicitado por Don Victoriano y anuló la venta. Orandi y Navone habían comprado en febrero de 1912 catorce cuartos de manzana y once quintas en las manzanas 16, 17, 18 y 24, que fueron vendidas nuevamente en remate judicial en 1917, con dificultades, por el escaso interés que despertaba la adquisición de lotes de terreno en los albores del paraje Villa Loza. Compraron un cuarto de manzana cada uno Santiago Robustiano Loza, Lázaro J. Mangini y Julio Vidal Domínguez. Loza en la manzana 16 (Superí, Homero, Tonelero y Ruta 200), Mangini en la manzana 17 (Superí, Homero, Albarracín y Ruta 200) y Vidal Domínguez en la manzana J (Jonte, San Fernando, Jorge Newbery y Santander). En esta última fracción Vidal Domínguez instaló el stud La Negrita, que luego le dio el nombre al barrio que se formó a comienzos de la década de 1960.
El diario La Nación publicó una secuencia de anuncios desde el 16 de enero de 1912 hasta el 14 de febrero inclusive, por cuenta de la inmobiliaria Bravo Barros y Cía., promocionando –con particular interés y detalles– el remate de “los campos de Loza en Merlo”: 811 hectáreas de la sucesión de Don Santiago Loza, divididas en manzanas, quintas y chacras. Las manzanas –a su vez– divididas en 128 lotes de cuartos con superficies que oscilaban de 2.543,75 a 3.363 metros cuadrados. Se especificaba que el lote D de la manzana 15 “tiene un edificio de material con techos de hierro galvanizado que consta de tres piezas, cocina, corredor y dependencia”. Por lo que salía a la venta con una base de $3.417,50. Continuaba el anuncio detallando que las quintas se ofrecían divididas en 20 fracciones con superficies de 5.959 a 86.002,64 metros cuadrados, “con excepción del lote 1 de la quinta A que tiene una población de tres piezas en barro con techo de zinc”. Y, finalmente, se ofertaban las chacras divididas en 49 fracciones de 35.111 a 526.140 metros cuadrados, “esto es de tres hectáreas hasta 52 hectáreas, siendo las superficies de las chacras I a XXI hasta el eje de las calles”. Se aclaraba, además, que el lote V se vendería con base de $21.476 porque en él había “un edificio de material con techos de zinc y tejas francesas, compuesto de tres piezas y corredor de mosaicos, dos poblaciones más de barro y monte de paraísos y acacias”. Estos datos dan cuenta de la existencia de edificaciones en Mariano Acosta Sur antes del traslado de la estación en 1910, al margen de las casas y los puestos de las estancias de Santiago Robustiano y Floro Demetrio. Asimismo, convengamos en que el remate comienza a anunciarse a mediados de enero de 1912, por tanto, el plano de origen de Villa Loza ya estaba aprobado desde algunos meses antes, por lo que nos remontamos al segundo semestre de 1911 para referenciar el punto de arranque de Villa Loza.
En ese sentido es conveniente evaluar con atención, a los fines de aproximarnos a una fecha fundacional precisa, la copia del plano de Villa Loza que en 1914 hizo el ingeniero Barreiro, a su vez de la copia de noviembre 1912 correspondiente a la mensura judicial de la testamentaria de Don Santiago Loza. En este plano aparecen los nombres de los primeros propietarios de quintas y chacras a noviembre de 1912. No es que Villa Loza se haya fundado en este mes y año como erróneamente se ha divulgado –y nos incluimos–, se fundó antes. Por tanto, el plano de origen de 1911 que se pone a consideración en el juicio sucesorio encarado por Victoriano Loza, en noviembre de 1912, contiene los primeros propietarios.
Reiteramos: Villa Loza arranca en 1911, con la aprobación del plano de origen –caso contrario la Justicia no hubiera permitido avanzar con el remate–, la división de las 811 hectáreas en quintas, chacras y las 32 manzanas enfrente de la estación ferroviaria (Tagle, Ruta 200, San Fernando y Jonte). Bravo Barros y Cía. advertía que “todos los lotes han sido prolijamente medidos y amojonados y así se entregarán a los comparadores”, ratificando que las tareas previas al remate y a la oferta de los terrenos –iniciada el 16 de enero– provenían de varios meses atrás. Cabe destacar que no se trataba de tareas sencillas que demandaran pocos días de trabajo. Y el rematador agregaba que los terrenos “se visitan por Merlo. Los que prefieran hacerlo por Mariano Acosta, encontrarán todos los días un coche en la estación que los conducirá gratis. Informes y planos 351 San Martín 361”.
En la copia del plano de 1912 encontramos que habían comprado chacras hasta ese momento: José Gutiérrez (I – 17 ha, Elías Thomas (VI – 20 ha), Floro D. Loza (VII – 28 ha y VIII – 27 ha), Rodolfo Fernández Guerrico y Rafael Vivot (XI – 20 ha), Juan Tosso (X – 18 ha), Antonio Manrique de Lara (XI – 19 ha), Floro D. Loza (XII – 19 ha), Eduardo Florencio Beláustegui (XIII – 17 ha), Floro Demetrio Loza (XIV – 13 ha y XV – 18 ha), Alfredo Lavalle (XVI – 30 ha), Floro D. Loza (XVII – 33 ha), Benito Spinedi (XX – 52 ha y XXI – 43 ha). A las 170 hectáreas de su estancia Floro Demetrio sumaba 138 más distribuidas en chacras, superando las 300 hectáreas a fines de 1912. Según el aviso inmobiliario, la chacra situada en el lote V del plano de origen –que no se vendió en 1912– tenía una edificación con un monte de paraísos y acacias, y se hallaba en Varela y las vías del Ferrocarril Midland.
Vimos que en el aviso de Bravo Barros y Cía. se menciona el lote D de la manzana 15, el que se vendía con una edificación. Esa manzana –para que nos ubiquemos correctamente– es la que se halla delimitada por las calles Homero, Tonelero, Heredia y Superí, a una cuadra y media de la estación. Una versión recogida en Merlo en el recuerdo indica que desde principios del siglo XX habría estado instalada la herrería de Martín Castillo en Homero y Albarracín. Sin embargo, las características de la edificación referida nos permiten colegir que la versión señalada contiene suficiente veracidad, excepto el error de su ubicación.
También se menciona en el aviso la quinta A, que en el plano de origen de Villa Loza figura en el lote 1. Se trata de la quinta La Amalia (Colpayo y Ruta 200) que comprara Manuel Lerner.
Otros propietarios primitivos de quintas han sido Camilo Rodríguez, Gregorio Ferrari, Domingo A. Loza, Antonio Posse y Pedro Juliano.
¿Cuándo Villa Loza comenzó a llamarse directamente Mariano Acosta? Ello ocurrió a medida que adquirió un perfil de centro comercial beneficiada por la pavimentación en 1944 (una sola mano) de la entonces Ruta Nacional Nº 200. En la década de 1960 los parroquianos dejaron de discutir en el almacén El Primitivo, de la sociedad López-Iracet, sobre la preeminencia de alguna de las dos villas. Unos argüían que el origen de Mariano Acosta hundía sus raíces en el edificio de la estación construido del lado de Villa Loza. Mientras que los de Villa Posse afirmaban que las primeras casas se habían edificado en el lado norte. Pero refutaban los del sur que ellos habían tenido pobladores antes que sus vecinos de enfrente y que, además, los establecimientos rurales de los hermanos Floro Demetrio Loza y Santiago Robustiano Loza se remontaban al siglo XIX, en cambio los Posse habían comprado el campo de Cascallares en 1909… Así, la conversación quedaba en un virtual empate por los argumentos convincentes de los sectores en debate. Ninguno daba el brazo a torcer. Pero sabían confraternizar vigorizando la buena vecindad que caracterizaba a las familias pioneras.
Los restos mortales de Victoriano Loza descansan en el cementerio Santa Isabel de Libertad, en la bóveda de su hermano Floro Demetrio. Una calle de Merlo hace justicia, inmortalizando su nombre.
Horacio Enrique Poggi