17 de enero de 2025

Condena de la judeofobia

La judeofobia, también conocida como antisemitismo, es un odio profundamente arraigado y peligroso. Los judeofobos suelen afirmar simultáneamente que los judíos son banqueros y bolcheviques, avaros y derrochadores, cerrados en sí mismos o infiltrados en todas partes. A lo largo de la historia, los judíos han sido juzgados en bloque: por los racionalistas, se les acusaba de ser los artífices del comunismo; por los comunistas, se les acusaba de regir el capitalismo. Si vivimos en países no judíos, se nos acusa de doble lealtad; si vivimos en Israel, se nos tacha de racistas.

Incluso después de la desarticulación de los estereotipos, el prejuicio antisemita persiste. En la actualidad, la judeofobia se dirige principalmente hacia el Estado de Israel. El antisionismo se ha convertido en una forma preferida de expresar este odio. Cualquier acto de autodefensa por parte de Israel se presenta como una agresión, ya que para los judeofobos, la mera existencia del Estado judío es considerada una provocación.

Es cierto que los terroristas palestinos cometen atrocidades tanto contra civiles en Israel como en Gaza. Sin embargo, cuando un cohete terrorista fallido impactó en un hospital, inicialmente culparon a Israel. Cuando ya no pudieron responsabilizar a las Fuerzas Israelíes, la explosión en el hospital de Gaza dejó de importarles. Además, acusan falsamente a Israel de cometer un genocidio contra los palestinos, sin proporcionar una definición precisa de la palabra “genocidio” ni estadísticas que respalden tal afirmación. Para ellos, la verdad no importa; su objetivo es demonizar a Israel.

El sionismo, por otro lado, es el movimiento de autodeterminación del pueblo judío en Israel. Por lo tanto, el antisionismo equivale a estar en contra del único Estado judío. Algunos intentan distorsionar el significado del sionismo para propagar la judeofobia.

Es cierto que la carta fundacional de Hamás es explícita en su objetivo de buscar la destrucción de Israel y de todos los judíos. Es fundamental que la comunidad internacional condene firmemente las acciones de Hamás y exija la liberación de los 120 secuestrados que aún permanecen en cautiverio en Gaza. Además, deberíamos estar unidos en repudiar cualquier acto de antisemitismo, como la reciente violación en Francia de una niña judía. Sin embargo, lamentablemente, en ocasiones prevalece un silencio cómplice o incluso marchas en apoyo a Hamás. Reflexionar sobre esto nos lleva a cuestionarnos cómo ciertos hechos nefastos pueden ocurrir ante la pasividad de la mayoría.

Dani Lerer

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