12 de octubre, Día de la Raza

El descubrimiento de América permitió el encuentro de dos culturas, la europea católica y la nativa, que se hermanaron y dieron origen a un pueblo nuevo: Hispanoamérica, que habla la lengua de Cervantes y la reza a Cristo. La que se construyó bajo el signo de la Cruz y de la Espada. Una leyenda negra inventada por los enemigos económicos de España ha instalado que su obra fue un genocidio. En tanto que una leyenda rosa inventada por los apologistas coloniales explica que España levantó un paraíso en tierras vírgenes. Ni genocidio ni Edén. La realidad histórica, ajena a los postulados ideológicos liberales y marxistas, demuestra que América merece respeto a su pasado completo y que solo a través de la comprensión objetiva de los hechos, podremos fortalecer la identidad de un pueblo nuevo con su nueva cultura. El término “raza” designaba en su momento al linaje criollo nacido de las entrañas europeas católicas e indígenas. Solo los ignorantes y perversos pueden adjudicarle un sentido discriminatorio de superioridad.
Lamentablemente, el adoctrinamiento pedagógico ha ganado la batalla cultural y mantener una posición americana auténtica nos lleva a colisionar con el relato oficial, dulce para los oídos de la juventud, amargo para quienes hemos estudiado y somos criollos del universo. Nunca se negó la cultura de nuestros naturales, por el contrario, se la integró y dignificó. Pretender que hoy la mentada diversidad cultural interpreta mejor el pasado, es una falsedad absoluta. Diversidad hubo siempre. El ser criollo es, de por sí, diverso, pero mariano en la unidad y en el encuentro. Que los liberales y marxistas sigan rebuznando sus patrañas infantiles. Nada ni nadie nos hará callar. Alguien tiene que decir y defender la Verdad. Nosotros. Por Dios, por la Patria y la Justicia Social.