20 de marzo de 2025

Chiquita Cordero, la primera maestra marianense

María Josefina “Chiquita” Cordero nació el 7 de septiembre de 1925, en el Hospital Rivadavia de la capital federal, por recomendación del doctor Eduardo Florencio Beláustegui, el primer médico de Mariano Acosta. Beláustegui era el propietario de la chacra San Rafael, que ocupaba una superficie de 17 hectáreas, en la intersección de las calles Luis Viale y Colpayo, de la antigua y entrañable Villa Loza. Desde 1912, en la chacra desempeñaba labores rurales Don Isidro Cordero, quien estaba casado con María Bossini. En este establecimiento de ensueño, por la variedad de plantas y el diseño maravilloso de la chacra, Don Isidro formó su numerosa familia pionera, allí nacieron siete de sus ocho hijos, siendo Chiquita la segunda de ellos.

En los registros existentes en el Archivo de Histórico de la Provincia de Buenos Aires, encontré en las planillas de estadísticas mensuales de Merlo que la Escuela Nº 5 fue trasladada a Villa Posse en 1914. En esas estadísticas queda probado también que la primera maestra marianense ha sido Chiquita, que comenzó a dictar clases en 1949. Luego, en 1956 ingresó en la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María. Y desempeñó una extensa carrera como docente enseñando Psicología, Filosofía y Teología en distintos establecimientos educacionales de nivel medio, superior y universitario. A fines de los años 60 colaboró en Mar del Plata con el Siervo de Dios, Cardenal Eduardo Francisco Pironio. Recorrió el mundo llevando en su valija el Evangelio y en sus ojos de mar una luz imperecedera de amor. La Hermana María Josefina, a pesar de sus responsabilidades ministeriales, en diferentes partes del país y del mundo, jamás se desentendió de Mariano Acosta, como sus hermanos Chiro, Inés y Graciela. Todos comprometidos con el progreso material y espiritual del Pueblo.

Hace dos años, Chiquita sufrió un accidente doméstico y se quebró la cadera, inconveniente que la obliga a trasladarse en una silla de ruedas. A los 98 años de edad, vive en la residencia de la Congregación, ubicada en San Fernando, donde la cuidan y miman, porque es un monumento a la alegría cristiana. Los marianenses de corazón la queremos mucho. Rezamos por ella y damos gracias a Dios por habernos obsequiado su presencia entre nosotros. Tan pequeños y pecadores. Pero agradecidos. Son esas bendiciones que, a veces, olvidamos o valoramos tarde, hasta que, finalmente, nos damos cuenta y celebramos la vida, amparados por Nuestra Madre, Vestida de Patria. La Patria de la Hermana María Josefina y de la Familia Cordero. Aquella Patria criolla de nuestros mayores, que no cambia y vence al tiempo.

Dedico esta sintética semblanza biográfica de la Hermana María Josefina a su sobrina Marita Henry, hija de Graciela Cordero, mi estimada maestra de primer y segundo grado en la Escuela Nº 5 Manuel Belgrano.

Dr. Horacio E. Poggi

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