5 de octubre de 2024

Las canalladas del biógrafo de Milei

Nicolás Márquez es el biógrafo oficial de Javier Milei. Lo visita en Olivos y se baña con él en la piscina de la quinta presidencial. Intimidad total.

El anticomunismo y el antiperonismo más virulentos son sus signos distintivos. Además de una visión policíaca de la historia y sus conflictos. Pero lo que más sorprende, y que movería a risa si el asunto no fuera serio, es su desfachatez para distorsionar los hechos que narra sin siquiera preocuparse por conferirles un mínimo de verosimilitud. En su libro La dictadura comunista de Salvador Allende (que en realidad no hace sino refritar el discurso pinochetista expuesto diez años antes en el libro El allendismo chileno, del nacionalista católico Enrique Díaz Araujo), Márquez nos sorprende desde el título: ¿»dictadura comunista» la de un Presidente cuya debilidad política consistió, precisamente, en querer implementar reformas sociales estructurales dentro de la legalidad democrático burguesa?

Pero repasemos sólo tres episodios conocidos para observar la interpretación deliberadamente torcida de Márquez:

1. Tras ganar Allende las elecciones en setiembre de 1970, la oligarquía chilena y el imperialismo norteamericano empezaron a conspirar para desencadenar un golpe que impidiera su asunción. Para ello, debían sacar del medio al general Schneider, jefe del ejército y apegado a la legalidad. Entonces, lo asesinaron el 23 de octubre. Según Márquez, sin embargo, los responsables del asesinato fueron… ¡»agentes izquierdistas» infiltrados en el grupo que lo asesinó! «El objetivo era sólo secuestrarlo y retenerlo durante 48 horas, para que sin su estorbo sublevados del ejército pudieran alzarse y evitar la llegada del comunismo al poder». Desafiando el más elemental sentido común, Márquez quiere hacernos creer que a Schneider lo mataron sus propios partidarios, y no sus enemigos.

2. El 26 de julio de 1973, en plena ofensiva golpista, un comando terrorista de «Patria y Libertad» (una especie de Triple A chilena) asesina al edecán naval de Allende. ¿Qué dice Márquez al respecto? Que «fue un hecho confuso, parte de una interna en el seno del poder. El objetivo de quienes atacaron al edecán era secuestrarlo para obstaculizar diálogos entre el Gobierno y la Democracia Cristiana», pero «tres guerrilleros cubanos y un agente del GAP» lo mataron. ¿No es absurdo?

3. Mientras se preparaba para bombardear el Palacio de la Moneda, Pinochet ofreció a Allende un avión para que se fuera del país junto a sus colaboradores más cercanos. Años más tarde se conocieron las conversaciones mantenidas por los golpistas aquel nefasto 11 de setiembre de 1973. Pinochet dijo: «Lo mandamos a Allende fuera del país, pero el avión se cae». Y estalló en carcajadas. Para Márquez, fue sólo «un mero comentario socarrón», un «apurado chiste colateral».

Según Márquez, no fueron las FF.AA. chilenas las que derrocaron un Gobierno constitucional, sino que fue «el Pueblo que se levantó contra la dictadura». Pero el Pueblo había relegitimado a Allende en las urnas apenas seis meses antes de su derrocamiento, y los golpistas, lejos de movilizar al pueblo en su apoyo, impusieron el toque de queda, el estado de sitio e iniciaron una política represiva que se extendió por 17 años. Hoy se sabe fehacientemente que el golpe que derrocó a Allende fue financiado por la CIA y la ITT, contó con el apoyo de la vieja partidocracia y de las franjas sociales privilegiadas. Las FF.AA. fueron purgadas de sus mejores soldados antes de embarcarlas en la aventura golpista. Y el Campo Popular aún se debe un balance de los errores cometidos que lo condujeron a la derrota, pero esa es otra historia.

Que un apologista de la dictadura de Pinochet –por ende, de la estrategia criminal de la CIA- y defensor del terrorismo de Estado en la Argentina, sea el biógrafo oficial del Presidente «libertario», debería ser motivo de gran preocupación.

Gabino Correa
Especial para NdP

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