Releyendo a Leopoldo Marechal
Leopoldo Marechal fue peronista y, según su propia definición, “un cristiano viejo”. Nunca se apartó de esa línea política y religiosa. Se desempeñó como Director General de Cultura y luego como Director de Enseñanza Artística en los dos primeros gobiernos del General Perón. Su importancia en las letras argentinas es indiscutible, y algunos lo consideran el máximo exponente literario nacional. Sin embargo, el paso del tiempo lo ha convertido en un escritor de culto, a pesar del reconocimiento póstumo alcanzado en las últimas décadas.
Su adhesión al Peronismo le costó caro al autor de Adán Buenosayres. Él mismo se autodefinió como “el poeta depuesto” en tiempos en que la dictadura liberal de Aramburu prohibió nombrar a Perón, a quien denominaban “el tirano depuesto” o “tirano prófugo”. Desconsideraciones al margen, el Peronismo nunca le dio a Marechal el lugar que se merecía, especialmente en un movimiento político que no se caracteriza precisamente por la abundancia de literatos de talla.
A continuación, vamos a comentar un poema legendario de Marechal titulado Al 17 de Octubre. Se trata de una poderosa evocación de la lucha y el espíritu del pueblo argentino, especialmente en el contexto del Peronismo. Marechal utiliza una rica imaginería para conectar el pasado heroico de la Revolución de Mayo con el resurgimiento del Pueblo en el 17 de octubre de 1945, un día crucial en la historia del Peronismo.
El poema comienza describiendo el sufrimiento del Pueblo, no bajo un enemigo extranjero, sino bajo la tiranía del olvido y la negligencia. Esta primera estrofa establece un contraste entre el pasado glorioso y el presente doloroso, subrayando la injusticia y el abandono que el Pueblo ha sufrido.
En la segunda estrofa, Marechal recuerda cómo el mismo Pueblo que una vez ganó su libertad con valentía ahora busca un futuro mejor, pero se encuentra en una situación desesperada, escuchando solo la voz de la naturaleza, simbolizada por el Río y el Pampero.
La tercera estrofa es un punto de inflexión, donde el Pueblo se levanta con fuerza y determinación, comparando el resurgimiento de Octubre con la energía y el espíritu de Mayo. Este renacimiento es visto como una nueva primavera, una metáfora de esperanza y renovación.
Finalmente, la última estrofa celebra la victoria del pueblo y su capacidad para enamorar a la Gloria una vez más, con Juan y Eva Perón como símbolos de esta nueva era de justicia social y dignidad.
El poema no solo celebra un momento histórico, sino que también resalta los valores de justicia, solidaridad y lucha por un futuro mejor, valores que son fundamentales para el Peronismo y que resuenan profundamente hasta nuestros días.
Dr. Horacio Enrique Poggi
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Al 17 de Octubre
Era el pueblo de Mayo quien sufría,
no ya el rigor de un odio forastero,
sino la vergonzosa tiranía
del olvido, la incuria y el dinero.
El mismo pueblo que ganara un día
su libertad al filo del acero
tanteaba el porvenir, y en su agonía
le hablaban sólo el Río y el Pampero.
De pronto alzó la frente y se hizo rayo
(¡era en Octubre y parecía Mayo!),
y conquistó sus nuevas primaveras.
El mismo pueblo fue y otra victoria.
Y, como ayer, enamoró a la Gloria,
¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!
Leopoldo Marechal