2 de diciembre de 2024

Divididos

La división de la Confederación General del Trabajo (CGT) es un síntoma alarmante que debería poner en estado de alerta a las fuerzas opositoras que realmente proponen elaborar una salida programática de fuste ante la avanzada del régimen libertario. El líder de los Camioneros, Pablo Moyano, con su verborragia patoteril, terminó dando el portazo por la actitud colaborativa de sus compañeros de conducción sindical. Resta saber qué tipo de negociaciones han pactado los dialoguistas sindicales con el régimen libertario. A primera vista, la impronta impulsiva de Moyano deja un sabor amargo, aunque él brinde una imagen opositora más clara. O mejor dicho, la postura de Moyano suena a música celestial en los oídos de quienes auspician un enfrentamiento intransigente con Milei. Los otros sindicalistas, duchos en el arte de negociar, observan que la estabilidad económica, aunque precaria, puede ser una plataforma de despegue de un plan económico de duración extensiva, sin plazos definidos aún, pero con señales que se asemejan a los años de Menem cuando el riojano obtuvo –en medio de fuertes cuestionamientos peronistas– su reelección y se mantuvo en la Casa Rosada una década y media.

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