13 de enero de 2025

El progreso que viene

La vulgaridad, el crimen organizado internacional y la corrupción acechan. No dan tregua. Ponen en peligro a la democracia. El sistema de gobierno que adquiere representación institucional a través de los partidos políticos. El artículo 38 de la Constitución Nacional establece que «los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático». Sin partidos políticos, por tanto, no hay democracia. De ahí que sea fundamental comprometerse y participar de la actividad partidaria. Quienes tienen inquietudes comunitarias, no deben amilanarse. El espacio vacío dejado por los honrados deviene en bocatto di cardenale para los hampones.

El poder político –que se alcanza por mandato de la soberanía popular libremente expresada en las urnas- es un instrumento que depende de quien lo represente. Los partidos democráticos ordenados dinamizan y enaltecen la representación ciudadana. Con dirigentes representativos pierde potencia el discurso de la antipolítica y el poder es un servicio valorado por la ciudadanía.

La representación política nace de abajo, de los municipios. Cada municipio necesita dotarse de un elenco gobernante conocedor de las inquietudes del Pueblo. A su vez, cada localidad demanda de la labor de concejales que lleven sus inquietudes al parlamento distrital.

Cuando se impone el unitarismo cupular, el malestar social gana terreno y sacan tajada los oportunistas de la antipolítica. Por eso, el antídoto contra la antipolítica es el federalismo municipal, bien entendido y mejor practicado.

Mariano Acosta tiene una oportunidad histórica de ingresar en el progreso sustentable. Varias obras estratégicas (la Autopista, la Ruta 40, el Hospital, la avenida Constituyentes) transformarán la ciudad por decisión del Intendente Gustavo Menéndez. Sin embargo, todo lo que reluce no es oro. Quedan pendientes de resolución asignaturas ajenas a la competencia municipal que urge solucionar: seguridad, cloacas, tránsito, comunicaciones, agua corriente, entre otras.

A las obras hay que acompañarlas con legitimidad política de hombres y mujeres representativos. Dependerá, entonces, de la capacidad de cada dirigente y del reconocimiento colectivo. El igualitarismo, generado en el centro para dividir a la periferia, viene de lejos. Comprime energías positivas. Cierra puertas. Nivela para abajo. No todos los dirigentes son iguales ni todos son imprescindibles. Sumar es un arte. Y los pícaros de la foto permanente restan demasiado por anomalías marginales. Pueblo chico, infierno grande. ¿Que ahora, por el aumento poblacional, explotó Mariano Acosta? Sin ninguna duda. Pueblo grande, infierno más grande. Vade retro.

Dr. Horacio E. Poggi

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