17 de enero de 2025

El derrotero de Mauricio Macri es antológico. Los primeros lustros del siglo 21 lo tuvieron en el centro de la escena política. Néstor Kirchner lo eligió como principal adversario de la derecha, acusándolo de representar la continuidad de intereses económicos y políticos de la última dictadura militar. La reescritura de la historia reciente engordó el relato. De un lado se posicionó el kirchnerismo, imbatible en las urnas, y, del otro, Macri, con su fortaleza porteña. Pero Macri le dio a Propuesta Republicana el sentido democrático del centro político. Mientras el kirchnerismo se enredaba en el populismo sudamericano, Macri se despojó de su imagen derechista y se convirtió en un líder pluralista, nutriendo a su espacio de radicales, peronistas, conservadores, liberales y democristianos. Hasta montoneros se sumaron a PRO, demostrando que no era el monstruo inventado por el kirchnerismo. Así, de la Jefatura de Gobierno porteña saltó a la presidencia y, en vez de continuar con su apertura, creyó que su estilo y fuerzas acumuladas le alcanzaban. Fracasó. El retorno del kirchnerismo con la inquina de Cristina Kirchner contra Macri terminó de hundirlo en el Conurbano, donde su imagen negativa supera el 70%. El cuarto gobierno kirchnerista también fracasó y Macri comenzó a alentar a Javier Milei, a volcarse a la derecha, esa derecha que el kirchnerismo siempre le había endilgado y que él había sorteado con astucia y el asesoramiento del ecuatoriano Durá Barba. Los nuevos tiempos señalaban que Milei tenía futuro, que el electorado juvenil era su fuerte. Milei se mostraba respetuoso de Macri, lo llamaba “presi” y entablaron un idilio político que le permitió al libertario acceder a la Presidencia con el apoyo de PRO en el balotaje. La historia es más compleja, porque en el camino Macri liquidó al mejor candidato de centro que ofrecía la oposición, Horacio Rodríguez Larreta. Se inclinó por Patricia Bullrich, que ganó la interna de Juntos por el Cambio y perdió en la general por paliza. De todos modos, esos votos fueron decisivos para que Milei batiera a Massa. Ahora la situación se transformó. Milei mantiene un vínculo legislativo con PRO en aquellas cuestiones que le convienen. El caso de la ficha limpia es un ejemplo. Las legislativas del próximo año plantean un interrogante de fondo: ¿habrá alianza entre PRO y La Libertad Avanza? Algunas encuestas le dan a PRO entre 4 y 7 puntos. En la Provincia de Buenos Aires, el republicano más taquillero es Diego Santilli, que no quiere pelearse con Milei y enfurece a Macri. Los caprichos personales del expresidente lo llevan al borde del abismo. Ha quedado debilitado, algunos dicen que está liquidado y es altamente probable. Rifó la identidad centrista de PRO, se mueve por intuiciones vanidosas, Riquelme lo aplastó en Boca, y, para colmo de sus males, cayó en las garras del león.

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