Parrillas y heladeras vacías
Una semana bastó para que los gerentes de la pobreza reaccionaran y los caciques sindicales desempolven sus camperas. Despertaron del gancho a la mandíbula que les propinó Javier Milei, que devolvió la motosierra al galpón. La oposición cavernícola, medio grogui, se aproxima al precipicio. Las consecuencias de la derrota de Unión por la Patria aún no han sido sopesadas correctamente por los actores principales -y de reparto- que confluyeron en la candidatura de Sergio Massa.
La reaparición de Cristina Kirchner merece un comentario aparte. La jefa del kirchnerismo recordó a Maradona y demostró que continúa aferrada a mitos oxidados. El mejor jugador de todos los tiempos y adorado por la juventud actual es Lionel Messi. Pero Messi no le cierra al relato progresista que la Jefa vigoriza. Tampoco da señales de autocrítica. ¿Encabezará la reorganización del Partido Justicialista que nunca condujo? ¿Le dejará esa misión a Axel Kicillof? ¿Insistirá con que no formó parte del gobierno de Alberto Fernández? Esconderse detrás de la realidad es imposible. En cualquier momento sale un niño y grita: “¡El rey está desnudo!”. De todos modos, Cristina es Kirchner y lidera un dinámico sector de Unión por la Patria, Unidad Ciudadana o como se llame. Acotada al Conurbano, es cierto. Y lo que reclama el Peronismo es una renovación federal, de abajo hacia arriba y de la periferia al centro… Ella sabe de derrotas y resurrecciones. Adonde vaya, irá su espacio todavía determinante de cualquier estrategia opositora. Si bien no es el todo, tranquilamente, es superior a las partes.
Una observación detenida de las recientes elecciones nos ayuda a discernir que hubo una ola liberal más ficticia que real. ¿Acaso el 56% votó a la Escuela Austríaca de Economía, a Juan Bautista Alberdi y a la mano invisible del mercado de Adam Smith? Muchos creyeron que estábamos a las puertas de la resurrección de La Rebelión de Atlas. El egoísmo, como principio rector de un Pueblo de cultura cristiana, va a calar poco y nada. Es nuestra percepción que puede estar equivocada, como equivocados estuvimos al pronosticar un triunfo aplastante de Massa. Nobleza obliga.
Envalentonados, por la espuma mediática del periodismo independiente del Peronismo, los libertarios superaron una campaña peronista de un gobierno que dejó parrillas y heladeras vacías. La antipolítica puso en estado de alerta y movilización a la política que fue a recalar a las costas libertarias por el pacto Macri-Milei. La casta, sinónimo de política tradicional, sigue vivita y coleando. Cuarenta años de democracia no han sido en vano. La leche se derramó sobre la mesa de los ingenuos y los quemó. Consejo: cuando vean una vaca, lloren. Maquiavelo for ever.